La mayoría de los problemas no son tan graves como los percibimos.
Las personas más exitosas no son generalmente las más inteligentes sino quienes tienen más desarrollada la inteligencia emocional: aquellas que pudieron mantenerse motivados cuando se sintieron abatidos, aquellos que fueron resilientes. Es decir, que enfrentaron las adversidades con integridad y optimismo y tuvieron la capacidad de entenderlas como oportunidades de cambio y tomaron la situación como un aprendizaje más.
La autogestión de las emociones
La autogestión es uno de los elementos de la inteligencia emocional. La capacidad de controlar las emociones. La capacidad de tranquilizarse a uno mismo, de desembarazarse de la ansiedad, de la tristeza, de la irritabilidad exageradas y de las consecuencias que acarrea su ausencia. Las personas que carecen de esta habilidad tienen que batallar constantemente con las tensiones desagradables mientras que, por el contrario, quienes destacan en el ejercicio de esta capacidad se recuperan mucho más rápidamente de los reveses y contratiempos de la vida. Técnicas para reconocer las emociones y pensar antes de actuar.
Cómo reconocer el valor de los problemas
Sentimos que lo que nos pasa es muy malo y nos preocupa muchísimo. Tendemos a sobredimensionar las situaciones.
Por lo tanto, para entender la verdadera dimensión de un problema resultará de vital importancia realizarnos las siguientes preguntas:
1. ¿Se murió alguien por este problema?
2.¿En 5 años me va a seguir preocupando como ahora?
3.¿En el contexto global de mi vida qué importancia tiene esto?
¡Aplica estás tres preguntas la próxima vez que estés muy preocupada por algo!

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